Hoy he dado de baja una de mis direcciones favoritas de correo electrónico:
g a r i z p e @ a r e a . c o m . m x
Hace dos años tenía la esperanza de que redirigiendo el correo que llegaba a ella a través de Spamcop lograría liberarla de las mafias de spammers.
Pero no fue así, de modo que hace un año empecé a retirarla paulatinamente del aire. Desde hace unos dos meses no recibe sino basura nacional e internacional.
Esto es el equivalente a tener que dar de baja un teléfono que aparece en cientos o miles de tarjetas de presentación que se han entregado, que está en las agendas de clientes importantes o que aparece en páginas web, foros de discusión o con el que te has registrado con proveedores de servicios.
Y todo porque un puñado de spammers tiene la dirección y la está viendiendo al por mayor.